probando

lunes, 24 de enero de 2022

¿ Eres Tu un niño espiritual ?

Introduccion:

 ¡Cuando morimos en nuestra carne y nacemos de nuevo, pero ahora de manera espiritual, volvemos a ser niños!

Hace cuanto tiempo sabemos que nacimos de nuevo en Cristo Jesús, cuánto tiempo ha pasado desde entonces, cuánto hemos madurado en nuestras almas y en nuestros espíritus. Qué edad espiritual creemos tener, que tan cerca estamos de la madurez espiritual perfecta que Dios aguarda que alcancemos. 

Ya que la Palabra dice que Jehová espera hasta que todos lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo para que ya no seamos niños fluctuantes. Ser un niño espiritual es bueno o es malo, será que debemos crecer gradualmente hasta ser adultos espirituales al igual que Jesús.

Posiblemente otro de los grandes engaños de la vida cristiana es creerse muy maduros cuando en realidad no lo somos; porque si así fuese no habría contiendas, celos, disensiones, divisiones, enemistades y otros problemas similares en gravedad como estos en las congregaciones de los santos. Ya que hay un llamado imperativo a hacernos como niños para poder entrar en el reino de los cielos, se hace necesario que estudiemos cuidadosamente este tema, y en la paz del Altísimo y bajo la dirección del Espíritu Santo hagamos la correcciones necesarias; primero personalmente y luego ayudando a aquellos hermanos que nos rodean y de los cuales somos responsables.

 El único problema que se enfrenta al nacer de nuevo es que nuestra alma y cuerpo se encuentran en un nivel de adolescencia, o juventud, o adultez, o tercera edad; lo cual implica que intelectualmente ya hemos dejado la etapa de niñez en nuestras vidas; por lo cual, comienza una lucha titánica entre lo que sabemos y conocemos; y lo que el Espíritu Santo trata de revelarnos de manera amorosa a nuestra existencia. (2co 10:3-6)

Esto es lo que la Palabra llama fortalezas, argumentos, toda altivez, que se levanta contra el conocimiento de Dios. Las cuales, hay que destruir y derribar en las almas de las personas; para finalmente llevar todo pensamiento del creyente a la obediencia total a Cristo. Cuando una persona se aproxima o llega a este punto culminante en su vida, podríamos decir que ha alcanzado la madurez espiritual. Llegando a ser varones y varonas perfectas, a la medida de la estatura de la plenitud de Jesucristo Nuestro Señor. (Efe 4:13).

Es decir la Madurez Espiritual en el creyente es equivalente a la estatura de Cristo.

 Cuando traemos a un nuevo ser viviente a esta humanidad, entendemos que dicha persona no puede valerse ni físicamente, ni intelectualmente y aun sabemos que tampoco de manera espiritual. Pero su misma condición inicial, de niñez no lo condena de pecado, porque simplemente es un ser puro. Independientemente de cómo fue engendrado y de las condiciones de sus padres terrenales. Es decir, que si ese bebe, ese niño muriese, sabemos que volvería al sitio de donde vino. Por supuesto que estamos hablando del cielo.

 2 y consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún viven, 3 aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han visto aún la maldad que se comete en esta vida. Ec 4:2-3

Lo primero que ve un embrión humano hablando espiritualmente es al mismísimo Jehová Dios de los ejércitos celestiales (Sal 139.16). Cuando un hombre y una mujer se unen en una sola carne (alma, cuerpo y espíritu), existe la posibilidad manifiesta de que engendren una nueva criatura. Esa unión de un ovulo y un espermatozoide, se conoce con el nombre de embrión. Dicha semilla ya posee un alma, un espíritu y un cuerpo en proceso de formación y crecimiento.

Aun asi, entendemos, que las personas que engendran una nueva criatura, una nueva vida, un nuevo ser humano, lo hacen en una condición de pecado; por lo cual, de alguna manera ese embrión viene ya contaminado de algun modo por la maldad, pecado e iniquidad de sus progenitores. Aunque el mismo ser engendrado no ha pecado todavía!.

He aquí, en maldad he nacido, y en pecado me concibió mi madre. Sal 51:5

Luego de que ese embrión ya crecido en el vientre de su madre es dado a luz, comienza automáticamente a crecer en alma, cuerpo y espíritu; según la observancia y creencias de sus progenitores y/o padres adoptivos. (Heb 12:9-10)

 En alguna parte de este crecimiento el ser humano comienza a ser guiado por los malos deseos de su corazón, perdiendo así, su pureza inicial, convirtiéndose en un impío. Es decir; un pecador. Cuando esta persona es tocada por el Espíritu Santo y reconoce a Cristo como su salvador; decimos entonces que ha nacido de nuevo. Una vez más el creyente ve a su creador, ya no como embrión; sino más bien como un ser humano total. Y por segunda vez es purificado, ahora por la sangre de Jesús, en alma, cuerpo y sobremanera en su espíritu, cuando es sellado y llenado con el Espíritu de la Promesa. Si en este exacto momento esta persona muriese; inevitablemente volvería con su creador en los cielos.

Resumiendo tenemos entonces  que el humano sale puro de Dios, se contamina luego en algún momento de su vida y finalmente debe ser purificado desde los cielos; para poder volver allí.

 Aun sabemos que después de este nuevo encuentro divino con el ser humano; sucede que el creyente puede pecar, y de hecho así sabemos que sucede.

¿Por  Qué?

El nuevo creyente espiritual, la nueva criatura, al igual que un niño desconoce la Palabra de Dios; por lo cual comienza a caerse en sus primeros pasos, a ensuciar sus ropas con el polvo o el barro; y aun en el momento de comer se ensucia por su impericia y por la falta de control en sus miembros. También debe pasar por etapas tales como lactancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez, y por supuesto morir; pero en nuevas y mejores condiciones según la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. (Rom 12:2)

Aun siendo de esta manera Jehová Dios, amoroso y misericordioso, determina un tiempo de espera; en la cual su paciencia aguarda que sus hijos maduren satisfactoriamente, para el poder dar sus recompensas. También entendemos que algunos de sus hijos no maduran espiritualmente como conviene; por lo cual también recibirán recompensas, pero en este caso de forma negativa y de consecuencias en algunos casos mortales, terriblemente mortales.  

 

¿ Eres Tu Un Niño Espiritual ?

miércoles, 19 de enero de 2022

Nueva Criatura y/o Nueva Creacion

 

 2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Gá 6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

En los pasajes anteriores se uso la misma palabra griega para “creación” y para la palabra “criatura” (Ktisis G2937)

            Cuando hablamos biblicamente de criatura entendemos que se hace referencia a algo, o a un ser hecho por intervención Divina. Algo que viene de la nada, de la inexistencia, y es traído a este mundo conocido con ciertas características físicas, intelectuales y espirituales; refiriéndonos por supuesto a seres humanos en este caso en particular. Dicha criatura viene a ser una creación de Dios.

            En Adán fue creada toda la raza humana que inevitablemente cayó en pecado y fue separada de la comunión con Jehová Dios.

            Ahora de nuevo por intervención divina, se le da a la raza humana la oportunidad de volver a la comunión con su creador; para lo cual, todo individuo debe ser Reconciliado a través de la Fe en la sangre de Nuestro Señor Jesús, para alcanzar así la Justificación que nos permitirá ir a la gloria con nuestro creador por toda la eternidad.

 Todo esto implica que somos una Nueva Creación, una Nueva Criatura.

             Hemos nacido de nuevo, hemos vuelto o regresado a este mundo. Aunque ya adultos, o con cierta edad necesitamos Nacer de Nuevo. ¡En el Agua y en el Espíritu!

             Podemos comparar nuestra aparición como nuevas criaturas, o como una nueva creación de Dios; con la creación de Adán en el Edén:

 Este hombre apareció, fue creado como un hombre ya formado, el no paso por un tiempo de gestación en el vientre de una mujer, no fue parido para poder nacer, no vivió como niño, ni tampoco creció por las etapas típicas que pasamos nosotros.

             Adán fue creado siendo ya un hombre formado, con un cuerpo, un espíritu y también con un intelecto propio de su edad. Una conciencia, una voluntad, una inteligencia ya avanzada; ya que lo vemos hablando con Jehová sin limitaciones ninguna. Podríamos imaginarlo como un hombre ya desarrollado de entre 18 y 30 años tal vez.

 ¡Pero sin una vida pasada!

             Así mismo ocurre con nosotros cuando somos llamados por el poder de La Palabra predicada a nuestras vidas. Solamente que la conciencia nuestra antes de conocer a Dios, estaba llena de pecado, rebelión, maldad e iniquidad.

 ¡Somos Nueva Criatura en Cristo!

            Limpiados por la sangre de Jesús, borrados y olvidados nuestros delitos y pecados, y reconciliados con Jehová Dios. Pero teniendo en nuestra memoria, recuerdos y conciencia de toda una vida pasada, que todavía anhela nuestra alma y nuestra carne. Teniendo solo en contra de esto, nuestros espíritus regenerados por el Espíritu Santo, ocurriendo la lucha espiritual más fuerte en nuestras Vidas Nuevas, de manera interna e  invisible para los hombres, pero manifiesta para Dios.

 (2Cor5.1-2) Siendo Nuevas Criaturas, Nueva Creación tenemos por herencia en los cielos un edificio, una casa, una habitación espiritual; de la cual seremos revestidos en el momento que este cuerpo, este tabernáculo terrestre, se deshaga, y proceda a la muerte física.

 (V.3-5)  Y aun estando vivos gemimos, y clamamos para que este cuerpo; más bien, sea transformado en la Venida de Nuestro Señor Jesucristo. Para que lo mortal, lo que está por morir, sea absorbido por la vida misma.

             Para esto fuimos creados, para ser seres espirituales santos y poder estar en la gloria de los cielos con Jehová Dios. Y para que estemos seguros y confiados de esta promesa, nos fue dada una garantía, unas arras; se nos dio el Espíritu Santo.

 (V.6-10) Fíjense bien, muriendo nuestros cuerpos estaremos en la presencia de Dios, estaremos Presentes al Señor. Por el contrario, estando vivos en nuestros cuerpos, estamos Ausentes del Señor, pero viviendo por Fe en la esperanza de la promesa de Salvación. Es decir:

 Ausentes del cuerpo     --  Presentes en el Señor

Presentes en el cuerpo --  Ausentes del Señor

             Una Nueva Criatura; ya sea que este muerta o viva en su cuerpo humano, debe tener un comportamiento agradable a Dios. Su existencia tiene que ser conforme a la Fe y a los Mandamientos de lo alto; sus obras deben ser de justicia, santas, buenas según la sabiduría de que viene del cielo. Todo esto es requerido, ya que los santos compareceremos ante el Tribunal de Cristo, para recibir el pago según las obras que hayamos hechos mientras estábamos en nuestros cuerpos físicos, pero igualmente como miembros del Cuerpo de Jesús, como la Iglesia sobre la tierra. Como las criaturas nuevas de Dios que dan testimonio de la Palabra de reconciliación.

 (V.11-17)           Por esto persuadimos a los hombres según la Fe encomendada a nosotros; y no según las apariencias (andar por vista). Sabiendo que Cristo murió por nosotros, entonces nosotros vivimos para Él, y la única forma es hacerlo de manera espiritual; no en la carne, no por vista, no por apariencias; sino más bien de manera interna, en el corazón, con el Espíritu Santo.

             Si vivimos verdaderamente de esta manera, entonces si se cumple la Palabra que dice: que todas las cosas viejas pasaron, están muertas, no existen; y ahora, en el presente continuo, todas nuestras cosas, nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestros actos, nuestras obras, son Hechas Nuevas.

 Como Nuevas Criaturas, como la nueva creación diseñada por Jehová Dios.

             Siendo manifiesta la Reconciliación Divina en nosotros, entonces como Nueva Criatura ejercemos el Ministerio de la Reconciliación. Rogando a los hombres que se reconcilien con El. Somos hechos además embajadores en nombre de Cristo.

 

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gal 6.7-9

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entradas Populares