2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Gá 6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
En los pasajes anteriores se uso la misma palabra griega para “creación” y para la palabra “criatura” (Ktisis G2937)
Cuando hablamos biblicamente de criatura entendemos que se hace referencia a algo, o a un ser hecho por intervención Divina. Algo que viene de la nada, de la inexistencia, y es traído a este mundo conocido con ciertas características físicas, intelectuales y espirituales; refiriéndonos por supuesto a seres humanos en este caso en particular. Dicha criatura viene a ser una creación de Dios.
En Adán fue creada toda la raza humana que inevitablemente cayó en pecado y fue separada de la comunión con Jehová Dios.
Ahora de nuevo por intervención divina, se le da a la raza humana la oportunidad de volver a la comunión con su creador; para lo cual, todo individuo debe ser Reconciliado a través de la Fe en la sangre de Nuestro Señor Jesús, para alcanzar así la Justificación que nos permitirá ir a la gloria con nuestro creador por toda la eternidad.
Todo esto implica que somos una Nueva Creación, una Nueva Criatura.
Hemos nacido de nuevo, hemos vuelto o regresado a este mundo. Aunque ya adultos, o con cierta edad necesitamos Nacer de Nuevo. ¡En el Agua y en el Espíritu!
Podemos comparar nuestra aparición como nuevas criaturas, o como una nueva creación de Dios; con la creación de Adán en el Edén:
Este hombre apareció, fue creado como un hombre ya formado, el no paso por un tiempo de gestación en el vientre de una mujer, no fue parido para poder nacer, no vivió como niño, ni tampoco creció por las etapas típicas que pasamos nosotros.
Adán fue creado siendo ya un hombre formado, con un cuerpo, un espíritu y también con un intelecto propio de su edad. Una conciencia, una voluntad, una inteligencia ya avanzada; ya que lo vemos hablando con Jehová sin limitaciones ninguna. Podríamos imaginarlo como un hombre ya desarrollado de entre 18 y 30 años tal vez.
¡Pero sin una vida pasada!
Así mismo ocurre con nosotros cuando somos llamados por el poder de La Palabra predicada a nuestras vidas. Solamente que la conciencia nuestra antes de conocer a Dios, estaba llena de pecado, rebelión, maldad e iniquidad.
¡Somos Nueva Criatura en Cristo!
Limpiados por la sangre de Jesús, borrados y olvidados nuestros delitos y pecados, y reconciliados con Jehová Dios. Pero teniendo en nuestra memoria, recuerdos y conciencia de toda una vida pasada, que todavía anhela nuestra alma y nuestra carne. Teniendo solo en contra de esto, nuestros espíritus regenerados por el Espíritu Santo, ocurriendo la lucha espiritual más fuerte en nuestras Vidas Nuevas, de manera interna e invisible para los hombres, pero manifiesta para Dios.
(2Cor5.1-2) Siendo Nuevas Criaturas, Nueva Creación tenemos por herencia en los cielos un edificio, una casa, una habitación espiritual; de la cual seremos revestidos en el momento que este cuerpo, este tabernáculo terrestre, se deshaga, y proceda a la muerte física.
(V.3-5) Y aun estando vivos gemimos, y clamamos para que este cuerpo; más bien, sea transformado en la Venida de Nuestro Señor Jesucristo. Para que lo mortal, lo que está por morir, sea absorbido por la vida misma.
Para esto fuimos creados, para ser seres espirituales santos y poder estar en la gloria de los cielos con Jehová Dios. Y para que estemos seguros y confiados de esta promesa, nos fue dada una garantía, unas arras; se nos dio el Espíritu Santo.
(V.6-10) Fíjense bien, muriendo nuestros cuerpos estaremos en la presencia de Dios, estaremos Presentes al Señor. Por el contrario, estando vivos en nuestros cuerpos, estamos Ausentes del Señor, pero viviendo por Fe en la esperanza de la promesa de Salvación. Es decir:
Ausentes del cuerpo -- Presentes en el Señor
Presentes en el cuerpo -- Ausentes del Señor
Una Nueva Criatura; ya sea que este muerta o viva en su cuerpo humano, debe tener un comportamiento agradable a Dios. Su existencia tiene que ser conforme a la Fe y a los Mandamientos de lo alto; sus obras deben ser de justicia, santas, buenas según la sabiduría de que viene del cielo. Todo esto es requerido, ya que los santos compareceremos ante el Tribunal de Cristo, para recibir el pago según las obras que hayamos hechos mientras estábamos en nuestros cuerpos físicos, pero igualmente como miembros del Cuerpo de Jesús, como la Iglesia sobre la tierra. Como las criaturas nuevas de Dios que dan testimonio de la Palabra de reconciliación.
(V.11-17) Por esto persuadimos a los hombres según la Fe encomendada a nosotros; y no según las apariencias (andar por vista). Sabiendo que Cristo murió por nosotros, entonces nosotros vivimos para Él, y la única forma es hacerlo de manera espiritual; no en la carne, no por vista, no por apariencias; sino más bien de manera interna, en el corazón, con el Espíritu Santo.
Si vivimos verdaderamente de esta manera, entonces si se cumple la Palabra que dice: que todas las cosas viejas pasaron, están muertas, no existen; y ahora, en el presente continuo, todas nuestras cosas, nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestros actos, nuestras obras, son Hechas Nuevas.
Como Nuevas Criaturas, como la nueva creación diseñada por Jehová Dios.
Siendo manifiesta la Reconciliación Divina en nosotros, entonces como Nueva Criatura ejercemos el Ministerio de la Reconciliación. Rogando a los hombres que se reconcilien con El. Somos hechos además embajadores en nombre de Cristo.
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gal 6.7-9
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