Tener una Nueva Vida en Cristo, implica según la Palabra de Dios estudiada :
· Entrar en un Nuevo Pacto, Recibir un Vino Nuevo, Tener un Nuevo Nacimiento, Vivir en el Régimen del Espíritu, Ser una Nueva Masa, Ser un Nuevo Hombre, Ser una Nueva Criatura, Vivir una Vida Nueva y Ser Siervos Competentes del Nuevo Pacto
Recién comenzaba a crecer y a organizarse la iglesia en tiempos del Apóstol Pablo, cuando le fue necesario exhortar a los hermanos acerca de los dos tipos de ministros, que se veían y aun son notables en las congregaciones sobre la tierra.
Tipos de Ministro
En 2Cor2.17 Pablo hace referencia a falsos hermanos que pretendiendo obtener algún tipo de ganancia, privilegio o status (posición) de las congregaciones, incurrían en la falsificación, la adulteración, la imitación y el engaño a través de la Palabra de Dios.
Pero el segundo grupo, del cual era participe Pablo, eran, son y deben ser ministros, siervos de Dios que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios hablan, predicando y enseñando el Evangelio de Jesucristo. Estando ellos mismos en Cristo.
(2Cor 3.1-3) Pablo amonesta diciéndoles a los Corintios acerca de que si era necesario recomendaciones personales o escritas dirigidas a ellos; o provenientes de ellos mismos, referentes a la autoridad delegada por Jehová Dios sobre siervos ungidos, ministros de Dios, como Pablo mismo y los hermanos que trabajaban por la obra junto a él.
El apóstol sabía perfectamente quien era él en Cristo, pero les enseña que la mejor recomendación de su ministerio, de su diaconado, de su servicio eran ellos mismos. Compara a los creyentes de Corinto con cartas escritas en el corazón de los ministros de la Verdad, y escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, y no en tablas de piedra, o papel; sino en los corazones. Y aun dice que todos los hombres lo saben, les era manifiesto, era conocido por ellos.Las mejores credenciales que podemos mostrar como ministros de Jesucristo, son las mismas personas que han sido tocadas por nuestro servicio sincero, como de parte de Dios, y delante de Dios hablando en Cristo.
¡Ministrando Vida Somos Competentes!
(v.4-6) La competencia o no de nuestro servicio a Dios, no depende de los títulos, o de los estudios, o del mucho conocimiento bíblico, mucho menos de los años de vida o de las muchas vivencias en las congregaciones de los santos. Tampoco del reconocimiento de instituciones y de grupos de hombres. Para Jehová Dios todo esto es muerto y sin posibilidades de vida, y para nosotros debería ser Basura.
¡Dios no se necesita ni nuestro conocimiento humano, ni nuestras muchas experiencias buenas o malas para administrar su Gracia!.
Fil 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
Nuestra competencia como siervos viene de Dios, viene del Espíritu Santo, viene de su presencia y de su unción en nosotros; pero de forma evidente, manifiesta y visible en las personas que son tocadas con Nuestro Servicio.
El peor error que se comete en las congregaciones es pretender ministrar de parte de lo alto; pero sin el Dios de lo Alto.
2Co 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros (siervos, diaconos) competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
Ministros del Espíritu
(v.7-11) Pablo enseña que el viejo ministerio del antiguo pacto tuvo gloria, aunque le llama ministerio de muerte, ministerio de condenación, porque fue escrito con letras en piedras. Y fue de muerte porque no les aprovecho, porque no ir acompañado de Fe (Heb4.2); por lo cual no entraron en la promesa de reposo.
Cuanta más Gloria tendrá el Ministerio del Espíritu, el ministerio de Justificación, el ministerio que no perecerá como pereció el primero, ya que este último es eterno. Porque la gloria cubierta con velo representada en la faz de Moisés pereció; pero la Gloria en la faz de Jesucristo permanece para siempre.
Ahora nuestro ministerio, nuestro servicio, nuestro diaconado no debe estar velado, porque cuando nos convertimos al Señor, El mismo, nos quita todo velo que no nos dejaba ver bien, o nos cegaba completamente.
El Ministerio del Espíritu se caracteriza en que, donde él es ofrecido a los hombres, entonces ahí hay Libertad. Vemos a cara descubierta la Gloria del Señor, y somos transformados inevitablemente en la misma imagen de Cristo, a través del Espíritu Santo de Dios.
Nuestra mayor lucha debe ser sacar de las congregaciones: los métodos y sistemas humanos, las estructuras institucionales, la sicología, la filosofía y cualquier otra ciencia humana mal aplicada que sea según sabiduría natural, terrenal y diabólica (San3.15). Y más bien, establecer la sabiduría de Dios; para comprobar cuál sea la Voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta (Rom12.2).
¡Y si estamos escasos de sabiduría debemos, pedírsela es a Él; y no al mundo! (San1.5)
2Co 4:1-4 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
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